Países, empresas y otros colectivos están estableciendo objetivos climáticos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a " cero neto " o limitarlas a un nivel compatible con 1,5°, tal como establece el Acuerdo de París. Los ciudadanos pueden preguntarse sobre su contribución a estos objetivos climáticos. ¿Puede lograr cualquier persona que resida en la UE un nivel de 1,5°... sin cambiar su estilo de vida?
El objetivo de nuestro proyecto de investigación es proporcionar más información sobre la parte de las reducciones de emisiones de GEI que puede lograrse con una mayor descarbonización industrial y la parte de las reducciones de emisiones que aún deben provenir de los individuos.
En este trabajo, hemos calculado el rebasamiento de los límites climáticos producido por cambios " contextuales " en los niveles de emisión de GEI dentro de la economía mundial. Los cambios contextuales se refieren a la evolución socioeconómica e industrial que afecta a las emisiones de GEI, como el incremento de la productividad económica o la transición a un sistema de energías renovables. Hemos incorporado estos cambios a un Modelo Ecomómico Mundial que relaciona los gastos en productos y servicios con las emisiones asociadas al suministro de esos bienes (conocido como modelo input-output ampliado con extensión medioambiental). Los cambios proyectados se basaron en una trayectoria compatible con un calentamiento de 1,5° logrado gracias a una mayor igualdad social y económica y a la innovación tecnológica (SSP1-RCP1.9).
Sin duda, algunos aspectos de la descarbonización requieren acciones individuales y no sólo medidas industriales o gubernamentales. La política gubernamental puede fomentar la sustitución de un coche tradicional por otras opciones de movilidad más sostenibles, pero sigue siendo necesario un cambio de comportamiento. Lo mismo ocurre con la rehabilitación energética de los hogares, los cambios en la dieta y los viajes de ocio. Hemos excluido estos cambios de nuestro modelo para mostrar cómo podría evolucionar la huella de carbono de cada individuo sin que se hayan introducido cambios de comportamiento hacia un estilo de vida de 1,5°.
Una vez ajustado el modelo para reflejar las poblaciones futuras y los factores de producción de las actividades económicas, calculamos las huellas individuales basadas en el consumo que reflejan estos futuros cambios de fondo del sistema. Las huellas domésticas basadas en el consumo nacional (Lea el análisis realizado previamente) se dividieron por las proyecciones de población para obtener un objetivo per cápita igual. Comparamos estas huellas con los objetivos de carbono derivados de un presupuesto de carbono compatible con 1,5 ºC con una baja dependencia de la tecnología de emisiones negativas.
¿Qué hemos descubierto? Los resultados muestran la importancia del cambio de comportamiento en la Unión Europea (UE). Sólo con cambios contextuales, se prevé que sólo uno de los países de la UE alcance el objetivo climático de 2030 y que ninguno alcance el de 2050 (Figura 2).
En cuanto al objetivo mediano para 2030 (2,35 tCO2e al año-1 per cápita), Eslovaquia cumple el objetivo previsto y Croacia lo sobrepasa en un 1%. Se proyecta que las huellas de Luxemburgo y Bélgica sean más del doble del objetivo de 2030. En 2050, los rebasamientos de la UE27 varían entre 2,5 y 13 veces el objetivo de 2050 (0,53 tCO2e anuales-1 per cápita).
También se han analizado tres países del G20 no europeos (Indonesia, México y Sudáfrica) para contrastar con la UE. Indonesia tiene la menor huella proyectada en 2030, con 2,5 tCO2e anuales-1 per cápita, lo que supone un rebasamiento del 6% del objetivo para 2030. Como en el caso de la UE-27, ninguno de los tres países alcanzará el objetivo de 2050 si no hay un cambio de comportamiento.
En algunos países, las proyecciones muestran incluso un aumento de la huella de carbono con el tiempo, ya que el aumento de la actividad de consumo, junto con una tecnología menos eficiente, sobrepasa la descarbonización estructural. Según las proyecciones, el aumento de los ingresos de los hogares, provocado por el crecimiento económico y el aumento de la productividad, se traducirá en un mayor consumo, como el uso habitual del coche privado y la construcción de viviendas más grandes con una demanda adicional de sistemas de calefacción y de aire acondicionado. Para alcanzar los objetivos climáticos, estos cambios deben compensarse con tecnologías más sostenibles o con una mentalidad de suficiencia.
En todos los escenarios, el transporte, la energía de los hogares y la alimentación representan la mayor parte de las emisiones en la UE y en los tres países del G20. Las emisiones del transporte superan a las de la alimentación en 2030 en los países del G20, a medida que los patrones de gasto pasan de gastos esenciales a gastos más discrecionales.
La (des)igualdad también tiene un papel determinante en la huella de carbono. La huella de carbono global de los ciudadanos con mayores recursos económicos suele ser mayor que la de aquellos con menos recursos, debido a un mayor consumo global. Esto sucede a pesar de que la intensidad global de las emisiones por unidad monetaria puede ser menor en comparación con un hogar con más recursos. Por tanto, si el objetivo de huella fuera idéntico, se exigiría una reducción relativa mucho mayor a los hogares con una huella mayor debido a su renta más alta.
En general, el estudio sobre cómo se puede comparar la huella de carbono del futuro con los objetivos climáticos demuestra que los cambios de comportamiento individuales son importantes para mitigar el cambio climático.
Stephanie Cap y Laura Scherer, Universidad de Leiden
Fuente de los imagenes: Los socios del Consorcio del proyecto EU 1.5° Lifestyles (c)